Ser
docentes, en las alturas
Ellos
sienten que es lo mismo, pero no es tan así. En rigor de verdad el rol del
docente debería ser el mismo en cualquier aula, sin importar si es en pleno
centro de una gran urbe o en la más distante de las zonas rurales.
Mary
Ludueña, responsable de la Escuela Ingeniero Arturo Pagliari, asume su
compromiso de punta a punta, aunque minimiza las condiciones adversas que los
demás observan de una escuela de alta montaña y que allí viven como un gran disfrute
cotidiano.
Por estos
días, Ludueña, en uso de licencia, sigue muy cerca lo que ocurre en el colegio,
que es su segundo hogar.
La docente,
es carlospacense, tiene una amplia trayectoria como educadora y se ha
desempeñado en varias instituciones de la región, hasta su designación en la
institución de Puesto Pedernera.
Pero la “Seño Mary”
no está sola. La acompaña en forma inseparable el maestro Daniel Díaz, y un
abnegado equipo de docentes, padres, colaboradores y amigos, todos los cuales
hacen de este centro educativo, una gran familia.
El ómnibus
sale a la 8 de la mañana de Villa Carlos Paz y llega a eso de las 9 al colegio,
horario en que empiezan las actividades (de lunes a viernes).
En esa hora
de viaje, el colectivo recoge alumnos y docentes, tanto de Carlos Paz, como de
Villa Río Icho Cruz, de zonas rurales, incluso un chico que sube en el área del
Río La Suela.
Cada
arribo, lejos de ser una rutina, se vive como una fiesta. En el izamiento de la
bandera es escuchan los acordes de una buena chacarera, la “Chacarera de la
Pagliari”, escrita por Daniel Díaz, docente del lugar, cuya letra habla de la
realidad del colegio y su gente y que compuesta con música del Penke Pereyra.
Los propios
alumnos bailan esta danza criolla y cantan a viva voz la canción.
La
institución tiene 46 alumnos, cuyas edades van desde los 3 años de edad hasta los
que cursan 6º grado.
Las clases
se extienden hasta las 15 horas, en que meriendan y finaliza la jornada.
Allí
también se brinda desayuno, colación, almuerzo y merienda, (del programa Paicor).
Este año
funcionan juntos Jardín de Infantes y 1º grado, a cargo de la docente Fany
Montoya, 2º-3º y 4º están juntos y por último 5º y 6º, también juntos. Daniel
Díaz también se desempeña en el área de Lengua y Ciencias Naturales
Soledad
Pereyra, como docente suplente, a cargo de Ciencias Sociales y de matemáticas.
También
cuentan con un taller de cerámica, que lo dicta Teresa Acevedo (alfarera de
Icho Cruz), una vez por semana.
Siempre
reciben la ayuda de los guardiaparques Olalla Martínez y Walter González y la
estrecha colaboración de la Inspectora de Zona, Sara Moyano.
Están
ubicados en Puesto Pedernera, en el kilómetro 69 de la Ruta Provincial Jorge
Raúl Recalde (Ruta 34), en terrenos correspondientes al Parque Nacional Quebrada
del Condorito.
Pero no
están todo el tiempo allí. Realizaron en 2010 un viaje por el Camino Real,
recreando posteriormente las postas e iglesias, con trabajos hechos a mano (en
arcilla), alusivos al Bicentenario.
En el 2011
recrearon escenas del Cura Brochero y el 26/03/11 se expuso en Villa Cura
Brochero, cuando llegó en aquel momento la tradicional Cabalgata.
Viajaron a
ver las ballenas, en el 2008, a Jujuy, haciendo el “Camino del Inca” (desde
Santa Ana hasta Valle Colorado, donde hay dos parques nacionales) y en el 2009,
a Parque Nacional Cataratas del Iguazú (Misiones) en 2010.
“En
Cataratas estuvimos con una Escuela Especial que nos enseñaron a cantar el
himno a través del lenguaje de señas”, recordó con emoción la maestra.
Todos los
viajes son solventados por la Cooperativa Escolar (que hacen y venden dulces) y
la Cooperadora de Padres.
El año
pasado se hicieron viajes más cortos: A Villa Carlos Paz, al cine (a Córdoba) y
a Villa Cura Brochero.
“Para este
2012 ya estamos pensando en algún viaje a otro Parque Nacional, que puede ser
el de Talampaya (La Rioja) o bien el de Ischigualasto (San Juan)”, informó
entusiasmada.
Desde el
2005 cuentan con Paneles solares, instalados por el Ministerio de Educación de
la Provincia y a modo de apoyo se cuenta con un generador eléctrico.
Mary
Ludueña trabaja en este establecimiento desde 2004.
Ni bien
llegan los enviados del Semanario La Jornada, todos los alumnos nos reciben con
efusivos abrazos y besos.
Tras la
emotiva recepción de los anfitriones, Mary Ludueña recordó, haciendo un poco de
historia, que el colegio nació en la década del ´50, cuando por entonces
funcionó en Copina: “Con la nueva ruta de las Altas Cumbres, como ya no pasaron
más los colectivos por el camino de los puentes, se trasladó a Puesto Bustos.
Mientras estuvo allí un problema con el viento, le llevó el techo, por lo que se
reubicó a una casa que era del área de Vialidad cuando se construyó la nueva
ruta. La casa se transformó en la escuela y las habitaciones en las aulas. En
un galpón contiguo, donde se guardaban las máquinas, se reacondicionó de tal
forma que quedó un gran salón y un par de aulas más”, explicó la docente, al
tiempo que agregó: “Lo que era galpón es donde ahora se dictan clases y lo que
era la casa, ahora se encuentra el comedor, la cocina y el taller de cerámica”.
Como toda
escuela cuenta con un Proyecto Educativo Institucional (PEI), que en este caso
se divide en dos partes: 1) Regionalización de la Cultura, con trabajos sobre
cooperativismo y el rescate de lo que las madres saben hacer (hilado
tradicional de la lana, telar, dulces caseros, cerámica con técnicas
aborígenes, etc.) y 2) Socialización y Comunicación. A través de lo que
llamamos “Sembradores de futuro”, a través de los cuales realizan la reforestación
del tabaquillo en la zona, el reconocimiento de plantas nativas y el efecto que
producen las especies introducidas.
“La
Pagliari”, como la llaman todos, cuenta con un vivero, en el que sembraron una
huerta orgánica. Allí también despliegan trabajos de lombricultura.
Dentro del
PEI, el colegio también tiene el proyecto de Lecto-escritura: “Incentivamos la
lectura y escritura, respetando las formas autóctonas del habla (se trabaja
mucho en todo lo que es coplas)”, explicó Ludueña, incluso llegaron a crear un “Abecedario
Regional”, según indicó.
En lo que a
mantenimiento del edificio se refiere, trabajan los papás, en tanto para la limpieza,
las madres, en todos los casos en forma voluntaria y desinteresada.
En lo
referente al suministro de agua, explicaron: “Teníamos un especie de diquesito,
pero desde hace unos tres años la Coopi vino y nos ayudó con la mano de obra para
poner una manguera especial que trae desde el arroyo hasta la escuela el agua.
Y la Provincia colaboró con los materiales.
El rol del docente.
“El rol tiene
un gran valor, sin importar dónde y cómo es la escuela en la que trabaja.
Trabajar en este colegio no me da más valor que una docente de un
establecimiento de un barrio, de una gran ciudad”, reflexionó.
“El trabajo
es el mismo y el compromiso hay que cumplirlo, tanto nosotros como toda la
sociedad. Tal vez al ser una comunidad más chica logramos que se vea más”,
remarcó.
“El rol del
docente debería ser el mismo en todas partes y no porque estemos en el campo
debemos trabajar un poco más o un poco menos”, agregó.
“Depende
también de cada docente, por suerte con Daniel (Díaz) coincidimos en todo lo
que queremos hacer y también con los padres, que permanentemente se suman y
trabajan a la par de nosotros”, indicó agradecida la docente.
“A veces la
gente se puede llegar a sorprender pero tenemos momentos en que estamos dando
una clase magistral y a los cinco minutos estamos embarrados arreglando un caño
roto”, recordó.
Díaz, por
su lado, dijo que: “Le buscamos la vuelta a los problemas y las adversidades.
Tratamos que las contras que a veces tenemos no sean un motivo para
estancarnos, sino para superarnos. Hay cosas que se pueden conseguir en un mes,
otras en un año y algunas otras después de cinco años”.
Consultados
sobre la ayuda que reciben, aclaró: “Lo ideal sería que el Estado esté más
presente para que no tengamos que salir a pedir tal o cual ayuda, pero si
pensamos que el Estado somos todos, aplicamos ese concepto y colaboramos entre
todos”. Explicó Mary también: “Tenemos
el caso de gente y empresas de Buenos Aires y hasta de Mar del Plata que nos
ayudan”.
Consultados
sobre las adversidades, dijeron: “Los chicos tienen las realidades iguales o
similares que los de cualquier lado, con problemas económicos, a veces
familiares o de salud”.
Y sobre
clima, dijo: “Es una cuestión de costumbre. Hay días que estamos con siete
grados bajo cero, si hay nieve salimos a jugar al patio y si llueve nos mojamos
y nadie se queja”.
Daniel Díaz
dijo a modo de mensaje final que: “No tenemos la solución en la mano, pero
tenemos las manos. Es decir, los problemas van a estar siempre y siempre habrá
posibilidad para una solución”.
Por su lado
Mary Ludueña manifestó: “Si uno eligió ser docente, está trabajando en lo que
eligió, que se supone es lo que nos gusta, entonces hay que disfrutarlo. Lo que
más hacemos nosotros es disfrutar de esto que nos pasa. Tenemos cada día una
hora de viaje en colectivo, junto a 35 chicos para llegar hasta aquí, y cada
vez que lo hacemos es como salir de paseo. Y todos los días vemos cóndores,
pero cada vez que vemos uno, lo disfrutamos como si fuera la primera vez”.
“Los chicos
nos enseñan cosas permanentemente. Nos enseñan y a veces hasta nos corrigen.
Ellos tienen su propio bagaje cultural y es bueno que así sea”, indicó por
último Díaz.
Mientras
“sueñan” muy pronto poder contar con un secundario para adultos, que funcione
en el propio establecimiento, recordaron con mucha emoción que el año pasado
terminaron el primer año de la secundaria los nueve alumnos que habían
finalizado la primaria en La Pagliari.
Lo que hace falta
“Recibimos
de todo. Después seleccionamos que puede llegar a servir para la escuela y
cosas para las familias de los alumnos”, explicaron los docentes:
Juegos
didácticos para niños de jardín, medias, ropita interior, productos de limpieza
para la escuela, golosinas para los chicos y todo tipo de útiles escolares.
Pronto
saldrá a la venta una rifa, con la cual aspiran conseguir fondos para el
próximo viaje escolar. Mayores informes: escuelapedernera@gmail.com.
Mary Ludueña: 03541-15620801.
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