La
importancia de una huerta orgánica escolar
La Escuela Bernardino Rivadavia, ubicada en
la zona de El Saladillo, en los límites entre Carlos Paz Sierras y La Quinta
Primera Sección, muestra con orgullo una novedosa experiencia escolar, que une
los conocimientos curriculares, con el trabajo manual de los alumnos,
consistente en el trabajo de la tierra y la cosecha de verduras y hortalizas.
La experiencia cobró tal importancia, que los
padres de los alumnos se interesaron tanto, que están imitando la experiencia
en sus propios hogares.
La docente Matilde Cornaglia, trabajo en este
colegio y a su vez es vicepresidenta de la YWCA local. Es titular de la materia Educación
Tecnológica (de primero a sexto grado) y la huerta es un contenido que dentro
de su área.
Cornaglia aseguró que, “en el año 2001 me decido
armar este proyecto: La Huerta Orgánica Escolar Familiar” y agregó: “En el
fundamento explico que el objetivo es involucrar a los niños en la cultura del
trabajo, porque la nuestra es una comunidad trabajadora y muchos esperan el
beneficio del gobierno de turno (a través de planes). Lo que uno trata es que
además de recibir eso pueden trabajar y lograr productos con sus propias
manos”.
En tal sentido explicó que la iniciativa la
comenzó, “en la escuela, porque es el medio para llegar a los padres. Los niños
pasan a ser como multiplicadores, trabajan todos, de primer grado a sexto. De los
265 alumnos que tiene la Escuela Bernardino Rivadavia, participan todos.
Siempre se trabaja en grupos. Algunos desmalezan, otros puntean, organizan las
veredas con ladrillos. Esto ya lo iniciamos hace más de diez años y lo
mantenemos en pie y eso es lo bueno, porque lo mantenemos bien firme”.
A su vez explicó cómo se gestó el proyecto:
“Me conecté con la gente del INTA, por entonces estaba Pedro Gómez (ya
desaparecido), un gran maestro para mi, coordinamos juntos muchas charlas e incluso
después me formé para ser multiplicadora” y remarcó: “Nosotros tenemos la única
escuela de nivel primario que tenemos que la Huerta Orgánica a lo largo de
tantos años consecutivos”.
Cornaglia, orgullosa de los resultados
obtenidos remarcó: “Mi objetivo es mostrar que los niños son los protagonistas
de algo que ellos pueden lograr. Los programas o beneficios sirven, son
paliativos, pero creemos que con esto fomentamos la cultura del trabajo”. Y
sobre el efecto logrado en los estudiantes, reflexionó: “Los chicos están
felices. Para mi es gratificante como guía ver la alegría que tienen cuando
siembran, colocan plantines, cuando regamos, cuando seguimos de cerca la germinación
y sufrimos con la sequía o gozamos con la lluvia. Ni uno de los chicos rompe
nada sino que al revés, tienen un extremo cuidado por todo, porque lo hacen
ellos. Allí está la clave”.
Los chicos también traen desde su casas el
compost con residuos (abono) orgánicos, descartables que reciclan y colocan en
un tambor de 200 litros. Esto lo realiza todo 4º grado del colegio.
“El lunes pasado hicimos la primera cosecha
de la huerta. Y por tercer año consecutivo hacemos la ensalada gigante. Para
esto: Cosechamos las verduras, después rallamos zanahorias, filetearon los
rabanitos y lavaron y cortaron la lechuga. Comieron la ensalada gigante 260
chicos” y explicó la docente lo que se hace con el resto de la cosecha:
“Armamos seis paquetitos para sortear en cada grado con el resto. Esto también
es importante: Compartir con sus padres y con sus amigos, lo producido en el
propio colegio. De esta manera hemos conseguido tener entre 40 y 45 familias
que hacen huertas en sus propias casas”.
En su momento también se dictaron charlas de
conservas, dulces y saladas: “Con los chicos de 5º grado estamos haciendo
dulces. Empezamos la semana pasada, con frutos de la estación. En invierno las
mandarinas, por ejemplo, en verano las moras”, explicó por último Matilde
Cornaglia.
El aporte de YWCA
Las damas de la ex Asociación Cristiana
Femenina, hoy YWCA, de esta ciudad, son madrinas de la Escuela Bernardino
Rivadavia de Villa Carlos Pazy también de la Escuela Virgen del Valle de la
zona de Los Gigantes.
Realizan todo tipo de aportes en materia de
herramientas para la huerta escolar local y también, desde hace tres años,
solventan los gastos de una psicopedagoga, que atiende a más de 40 niños con
problemas de aprendizaje.
En la Escuela Virgen del Valle de Los
Gigantes se encargan de cubrir los gastos de un docente de computación, para
los tres niveles.
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