sábado, 23 de junio de 2012


En el día de ellas, una gran luchadora

Silvia Suárez, tiene 51 años y su vida ha sido signada por la lucha. Siempre luchó contra las adversidades, en su infancia, en su puesto de trabajo, siendo madre, contra el cáncer y ahora con su gran pasión, el merendero “Solecitos Naranjas”.
Trabajó de Agente de Tránsito, “Mi gran pasión”, según define, pero en su momento se quedó en la calle, sin trabajo.
“Me notificaron que no me renovaban el empleo el 31 de diciembre de 2003. Fue como un regalo de fin de año”, recuerda con crudeza aquella época, cuando recién asumía sus funciones el intendente Carlos Felpeto.
Todavía recuerda que le costó el empleo municipal en su momento, labrarle un acta al secretario del ex intendente e incluso a la hija de la máxima autoridad local (el sonado caso del incidente del cuadriciclo).
Además de combativa, se transformó en los últimos años en una verdadera abanderada de la solidaridad, ostentando con orgullo el merendero que iniciaba con la copa de leche allá por el 7 de setiembre de 2009, con siete chicos de barrio Colinas.
Es cristiana evangélica, fue víctima de violación, tampoco baja los brazos en cuestiones de salud, ya que ser diabética e hipertensa nunca fue una barrera para lograr sus objetivos.
Hace poco comenzó una dura batalla contra el cáncer. Tuvo una cirugía, en diciembre pasado de 14 horas, tras la cual le extirparon con éxito, tres tumores.
Casada con Agustín Carreras, tiene  dos hijas, una trabaja estrechamente a su lado y la otra está San Martín de los Andes, donde ya echó sus propias raíces. Para el merendero cuenta además con la valiosa ayuda de Silvia Leyría.
Dialogamos con esta gran mujer, que dando da por el prójimo, sin pedir nada a cambio.

¿Por qué esta devoción por los niños?
Yo siempre digo porque me nutro de ellos. Me defino como egoísta, porque me nutro del amor de ellos. “Hola Seño”, “Buen día Seño”, “Te quiero Seño”, me dicen; ver sus ojitos brillantes. Todo eso me ayuda para seguir luchando.
Yo pasé una etapa muy difícil con la cirugía, con mi enfermedad, llegar cansada del trabajo y el recibir el afecto y la sonrisa de ellos, son como una inyección de luz y energía. Los chicos me dan lo que no se encuentra en otro lado. Hoy la gente busca ver quien pisa a quien para poder avanzar. Ellos no, se “pelean” para ver cual puede dar más amor. Es un bálsamo.
¿Qué te hace falta?
Mano de obra para construir el salón. Nos hacen falta brazos de amor para levantar el salón del merendero, que tanta falta nos hace. Llegamos a parar la colecta de materiales, no porque no nos hagan falta, si no porque faltan los brazos para esa obra.
Del salón tenemos levantado hasta la capa aisladora. Está detrás de la casa. En verano estuvimos en el patio, bajo un toldito, pero falta poco para el invierno y la casa es chica ya.
¿Cómo surgió esto de poner un merendero?
Cuando llego a barrio Colinas y me instalo, el terreno estaba “pelado”. Eso fue hace unos veinte años atrás, cuando no tenía nada para vivir. Por aquel entonces apareció en mi vida un hombre enviado por Dios, el Yndio Ernesto Montesinos, que me enseñó ese verbo tan hermoso que es el verbo dar. Con su ayuda y la del Concejo de Representantes me ayudaron a construir una pieza con un baño, para mí y mis hijas. Junto al Yndio comencé a ver las necesidades del barrio, con niños en la calle, descalzos, con hambre, madres ausentes porque salían a trabajar, en fin, chicos muy necesitados. Me di cuenta que eso me preocupaba, pero era el tiempo que me ocupara. Un día me decidí y le dije a mi marido que al día siguiente empezábamos con el merendero. Y él fue el primer “donante obligatorio” de las primeras mercaderías, para así poder arrancar.
Después de atender ese primer día a esos primeros siete chicos, le dije a Dios: “Señor te entrego este merendero, es tuyo, administralo allá arriba y yo lo administro acá abajo”. Después de ese primer día nunca más me faltó nada.
¿Has recibido ayuda del Estado?
Aún no pedí audiencia con (Esteban) Avilés, pero cuando era concejal me ayudó siempre y sé que cuando lo necesite, va a estar. Algo para destacar es que Avilés nunca se acercó como político, sino como padre, como vecino y ser humano.
¿Recibiste ayuda de la Administración Felpeto?
Nunca. Parece que le molestaba, que yo era mala palabra. En su momento le pedí una audiencia. Fue el 01/02/10 y todavía estoy esperando. Yo siempre fui de frente, honesta, nunca me callé nada, fui franca y será por eso que hasta me dejó sin trabajo.
¿Trabajan en conjunto los comedores y merenderos?
Con Copito de Nieve (de Carlos Paz Sierras) estamos siempre en contacto, acercando ropa y calzado.
Nos abocamos más a lo solidario y no tenemos intereses creados. Realmente no sé cómo trabajan los otros. Cuando se hizo el “Papá Noel somos todos”, llegamos al último, porque fuimos a buscar sólo lo que necesitábamos. Fuimos los que menos recibimos, porque fuimos los que menos pedimos. No nos interesa pedir cosas de más.
¿Y te gustaría que Solecitos Naranjas pase de Merendero a Comedor?
Ese es el proyecto más ambicioso que tenemos, pero hasta no tener el salón no lo podemos implementar. Es algo que hace mucha falta, para los chicos que no tienen el beneficio del PAICOR.
Quiero extender este servicio a adultos mayores y mujeres embarazadas, que muchas veces no tienen acceso a un plato de comida.
¿Hay muchas necesidades en Villa Carlos Paz?
Muchas, pero lo más duro es la violencia de género. Y esto empieza desde los niños. Esto arranca, a veces desde los padres, a veces por la sociedad, o por un vecino. Nos gustaría que el merendero pudiera contar con profesionales que nos ayuden a eliminar esta violencia. Nos gustaría que cambien la denominada” Ley del dicho”, que si bien protege a la mujer, también produce mucho daño, porque también ha enviado a muchos hombres inocentes a la cárcel.
¿El merendero te hace sentir realizada como mujer?
Si, ha sido y es mi gran proyecto de vida. Era la gotita que me faltaba. Hoy puedo decir, con orgullo, que gracias a Dios, esto era lo que me hacía falta para sentirme completa.
Tengo dos asignaturas pendientes: Una creo que la estaré terminando en poco tiempo, que es lograr tener mi título secundario. Mis grandes sueños eran ser abogada o médica cirujana en neurología. No creo que lo logre porque ni creo que me alcancen los años para cursar todo eso (risas).
La otra asignatura pendiente es ver el salón techado y seguir viendo cómo crece a un primer piso, porque la intención es seguir, para poder contener aún más a los chicos y tener Salitas de 3 y de 4. Me haría muy feliz poder ayudar a los niños a dar esos primeros pasos. Mediante un convenio con la escuela Intendente Grimberg podríamos ayudar a esta institución que a veces tiene los cupos completos.
¿Cuál es el mensaje a la mujer en esta semana tan especial?
En la Biblia Dios dice que creó a la mujer idónea para cada hombre. Y si bien detrás de cada hombre hay una gran mujer, siempre junto a cada mujer tenemos a un gran hombre a nuestro lado.
Luchemos siempre por nuestros derechos. No nos olvidemos que la vida es un vivir cada día, que la vida se compone de una perlita cada día, nunca bajemos los brazos y siempre luchemos, sin olvidarnos de luchar por los derechos de los demás.
Nosotras, las mujeres, pensemos que siempre tenemos a alguien luchando por nosotras. Yo lucho por María, María lucha por Juana, Juana lucha por Inés y así se forma una gran y hermosa cadena. Las mujeres unidas siempre podemos lograr lo que nos propongamos. Los hombres por fuera también nos están ayudando. Se me vienen a la mente las grandes mujeres de la historia: Evita, Juana Azurduy, Cristina de Kirchner, en fin, María, la más grande de todas, porque dio a luz a nuestro gran hermano, nuestro Señor Jesucristo. Vivamos el hoy, luchando, abriendo nuestro corazón, estando unidas y pelando por nuestros derechos. Festejemos nuestro día como si fuese el más importante, porque lo es. Por sobre todas las cosas, somos mujeres

El Merendero del amor
El merendero Solecitos Naranjas está ubicado en calle Monte Sacramento 636, camino a Cabalango, frente a la Plazoleta de las Madres, de barrio Colinas y siempre necesita de la ayuda de la gente.
Para comunicarse disponen del teléfono de línea fija 433702 y los celulares: 15648643 (Agustín Carreras) y 15660110.
Entre los solidarios “proveedores” del merendero se cuentan: Walter (Casinero, de San Antonio), Don Manuel (panadería-cafetería de Alvear y General Paz), Mis Soles de Sarmiento y Alsina, La Leona (Panificadora de calle Intendente García), Restaurant Amipa y el Club Lechero (de Pedro Dotto), entre otros.

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