El 9 de mayo de 1946 comenzaba a funcionar tímida, pero
firmemente una de las primeras instituciones deportivas de la ciudad, el
querido Club Bolívar.
Benancio Torres se puso al frente de la primera comisión
directiva que por entonces se juntaba donde jugaban al fútbol los chicos, en un
espacio que hoy se ubica en Juan B. Justo y Pasaje Sorrentino.
Posteriormente las actividades se trasladaron a un sector
aledaño, en Juan B. Justo y Las Heras (donde se encuentra la Panadería El
Escondrijo).
Por esos tiempos también se estaba formando el Club Atlético
Carlos Paz y uno de los clásicos era el choque entre los representativos
futbolísticos de los dos clubes.
Ambas instituciones disputaban sus encuentros en el predio
donde hoy se encuentra la Estación Terminal de Ómnibus.
Por el año 1956 estos encuentros se trasladaron al terreno
que por entonces llamaban “Campo municipal” (la actual plaza de Bº Sol y Lago)
y con el correr del tiempo, los azules de La Cuesta se trasladaron a su actual
sede en La Cuesta y en 1970, el presidente del Bolívar, Alfredo Marconi, realizaba
la operación inmobiliaria mediante la cual se adquirieron las tres parcelas de
la calle Ituzaingó, donde inmediatamente comenzó a erigirse la sede social de
la institución.
El comerciante Alfredo Alí es quien dirige en este año 2012
los destinos del club, pero forma parte de la entidad desde que tiene memoria.
Recuerda que uno de los pioneros que aún está entre nosotros es Telésforo
Escobar, “Coco” para los amigos, que forma parte del Bolívar desde aquellos
primeros días; y en 1946, cuando en las inferiores jugaba en los potreros
defendiendo los colores del club.
Alí fue presidente de la comisión directiva en 1992, mandato
que debió abandonar por cuestiones de salud.
Desde hace tres años está nuevamente al frente del club,
ahora transitando su segundo mandato, de acuerdo a los renovados estatutos
societarios.
Los resultados de la gestión de Alí y sus colaboradores están
a la vista: Nueva cancha principal de basquetbol, importantes obras en sus
instalaciones y otras en marcha; todas las divisionales formadas y compitiendo
en las principales ligas, escuelas deportivas y también nuevas disciplinas.
Todo forma parte del muy buen momento que atraviesa el club, a 66 años de su
fundación.
“La nueva cancha es un gran orgullo, un sueño hecho realidad.
Nos ha costado casi 200 mil pesos y todavía la estamos pagando”, confiesa
Alfredo Alí orgulloso de la inversión realizada.
Mientras preparan el ya tradicional locro del 25 de Mayo,
aniversario patrio de la Revolución, que será la ocasión para el almuerzo de
toda la institución, con la opción que quienes deseen adquirir la porción y
degustarla en su casa y en familia, podrán hacerlo.
La renovada sede del Club Bolívar, lejos de finalizar sus
trabajos, aún cuenta con muchos proyectos de ampliación y mejoras: La
secretaría del club de cambiará de lugar y se construirá una nueva tribuna que
se ubicará a espaldas de la calle Ituzaingó. A su vez en el espacio frontal se edificará
el nuevo salón social.
Para ello Alí y sus colaboradores esperan que el municipio
continúe con la política de subsidios económicos para clubes, sin cuyos fondos
sería difícil hacer realidad las ampliaciones proyectadas.
Alí dijo que en este 66º aniversario quiere agradecer a todos
los socios, colaboradores, amigos y a los comercios que apoyan las actividades
de esta institución.
“Les pido a todos que confíen en esta comisión directiva,
porque entre sus integrantes hay excelentes personas, serias, íntegras, que
harán hasta lo imposible para dar todo por el club”, indicó por último el
directivo.
La nueva cancha
El piso flotante del Club Bolívar es de madera de Guatambú de
1º calidad y su base de sustento es un enrejado doble con listones de madera de
Guayubira soportados sobre tacos de goma de alta densidad dispuestos cada 30
cm.
Se colocó la madera sobre el mosaico existente (por tener
buena nivelación) y se cubrió el mismo con un polietileno de 200 micrones como
aislante hidrófugo de precaución.
Todo el trabajo concluye con el pulido respectivo para
emparejar perfectamente el ensamblado de las tablas de Guatambú y culminar con
tres manos de laca hasta lograr la protección superficial y el brillo óptimos.fuente: http://www.bolivarcarlospaz.com.ar
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