Nuevamente
el CEM repetirá la experiencia de los talleres de “cuerpusión” en sus aulas,
destinados a niños y jóvenes con capacidades diferentes.
Diego
Ponzone es quien trajo esta inédita disciplina a Villa Carlos Paz. Y para ello
el Centro de Educación Musical Manuel de Falla le abrió sus puertas.
Ponzone es
músico (baterista y percusionista), licenciado en Composición, oriundo de Buenos
Aires y actualmente también es docente en el IESS y en Escuela Pedro Carande
Carro.
Con su
mujer tienen cuatro proyectos, denominados Ecoar, pedagogía ambiental a través
del arte (se mezclan siete herramientas artísticas para llevar conciencia a los
niños).
En diálogo
con la prensa, Ponzone recordó sus comienzos: “Empecé a trabajar en la música
pero apuntando a lo social, en barrios pobres de San Fernando (Buenos Aires),
con ex alumnos Waldorf que montaron un comedor”.
Después se
fue de gira a Brasil y a su regreso fue convocado por una Fundación para
trabajar con chicos judicializados en Santa Cruz y de allí pasó al impenetrable
chaqueño.
En el 2009 se
fue a Colombia y es allí cuando empezó a trabajar con chicos con capacidades
diferentes. También en esta tierra capacitó a docentes, a clowns y a
profesionales del teatro y la danza. A su cargo estaba la cátedra de
composición contemporánea de una de las universidades más prestigiosas de Colombia.
En Brasil,
con su compañera, también se desempeñó en capacitación de chicos en situación
de riesgo.
Cuerpusión,
quiere decir percusión corporal y surgió este nombre cuando lo dictó los
primeros talleres en los países donde residió.
Los
talleres en el CEM son para chicos de 6 a 13 años de edad y también para
jóvenes con capacidades diferentes: “Con ellos hacemos una coordinación fina,
motriz y con elementos o movimientos de música, para que comiencen a sentir una
integración”.
Los
talleres son por separado, “y cuando son de un día o intensivos, en el comienzo
de los talleres, uno trata de ver primero que saben hacer los alumnos
musicalmente, con su cuerpo, con su boca.
Posteriormente
yo me pongo a trabajar con lo que ellos proponen, empezando a desarrollar
ritmos y de esa forma avanzamos”.
En el caso
de los talleres que hacemos en el CEM, “es diferente, porque son anuales tienen
una lógica que avanza en la dificultad. Primero empezamos con manos, después
manos y pies, luego incorporamos el torso. Y así vamos combinando”.
Esto se
hace sin instrumentos, aunque el año pasado en algunas clases se incorporaron
vasos.
“Hacemos
rutinas con ritmos de todo tipo. Es una desarrollo psicomotriz a través de la
música.
Algunos
chicos tienen más capacidad musical que motora, porque lo tienen en la cabeza.
Y al revés también. Además cada edad es diferente, no es lo mismo a los 6 años
que a los 10 y uno como docente va observando y haciendo un seguimiento”,
indicó el docente.
Las clases
son personalizadas y cada clase no supera los 15 alumnos en total.
El año
pasado se hicieron dos muestras, una en la Sala de Convenciones y la otra en el
Auditórium Municipal, con gran repercusión.
“En abril
arrancamos con un taller de Nivel I, pero también con el nivel II. Con estos
últimos vamos a incorporar escobas, pelotas, tachos y otros elementos para
hacer música, además del cuerpo, por supuesto”, remarcó.
Las clases
se dictan en el CEM, los miércoles, 18 a 19 hs. Para niños y 19 a 20 para los
chicos con capacidades diferentes. “Si hay más demanda después de verá”,
aseguró entusiasmado Ponzone.
El balance
del primer año en Carlos Paz dice que es muy positivo: “Yo venía de Brasil,
donde laboralmente no estaba bien”, confesó.
A modo de
mensaje eligió dirigirse a los padres: “A los papás de niños con capacidades
diferentes les digo que los chicos que tienen acceso al arte como herramienta
de expresión modifican sustancialmente su calidad vida hasta en un 500 %:
Hablar mejor, razonan mejor, se expresan mejor y se desarrollan mejor; empiezan
a sentirse útiles, a sentirse artistas y ven que el mundo no es ese lugarcito
cerrado en el que a veces se los encasillan”.
Y a los
padres en general: “Hacer cuerpusión, a los pibes les permite un acercamiento a
la música mucho más vivencial. En mi experiencia, de trabajar con chicos
maltratados y abusados, el trabajar el cuerpo haciendo música permitió que
ellos tuvieran un conciencia de su cuerpo no desde lo violento, o de ser un
objeto, sino desde lo lúdico, lo recreacional y lo artístico”.
Las clases
tiene un costo de $ 80 mensuales.
Informes e
inscripciones: Av. Libertad 110, 03541-436402 (CEM); 03541-15611317 (Diego
Ponzone).
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