sábado, 14 de julio de 2012

Cuerpusión: Cuando el cuerpo se transforma en música

Nuevamente el CEM repetirá la experiencia de los talleres de “cuerpusión” en sus aulas, destinados a niños y jóvenes con capacidades diferentes.
Diego Ponzone es quien trajo esta inédita disciplina a Villa Carlos Paz. Y para ello el Centro de Educación Musical Manuel de Falla le abrió sus puertas.
Ponzone es músico (baterista y percusionista), licenciado en Composición, oriundo de Buenos Aires y actualmente también es docente en el IESS y en Escuela Pedro Carande Carro.
Con su mujer tienen cuatro proyectos, denominados Ecoar, pedagogía ambiental a través del arte (se mezclan siete herramientas artísticas para llevar conciencia a los niños).
En diálogo con la prensa, Ponzone recordó sus comienzos: “Empecé a trabajar en la música pero apuntando a lo social, en barrios pobres de San Fernando (Buenos Aires), con ex alumnos Waldorf que montaron un comedor”.
Después se fue de gira a Brasil y a su regreso fue convocado por una Fundación para trabajar con chicos judicializados en Santa Cruz y de allí pasó al impenetrable chaqueño.
En el 2009 se fue a Colombia y es allí cuando empezó a trabajar con chicos con capacidades diferentes. También en esta tierra capacitó a docentes, a clowns y a profesionales del teatro y la danza. A su cargo estaba la cátedra de composición contemporánea de una de las universidades más prestigiosas de Colombia.
En Brasil, con su compañera, también se desempeñó en capacitación de chicos en situación de riesgo.
Cuerpusión, quiere decir percusión corporal y surgió este nombre cuando lo dictó los primeros talleres en los países donde residió.
Los talleres en el CEM son para chicos de 6 a 13 años de edad y también para jóvenes con capacidades diferentes: “Con ellos hacemos una coordinación fina, motriz y con elementos o movimientos de música, para que comiencen a sentir una integración”.
Los talleres son por separado, “y cuando son de un día o intensivos, en el comienzo de los talleres, uno trata de ver primero que saben hacer los alumnos musicalmente, con su cuerpo, con su boca.
Posteriormente yo me pongo a trabajar con lo que ellos proponen, empezando a desarrollar ritmos y de esa forma avanzamos”.
En el caso de los talleres que hacemos en el CEM, “es diferente, porque son anuales tienen una lógica que avanza en la dificultad. Primero empezamos con manos, después manos y pies, luego incorporamos el torso. Y así vamos combinando”.
Esto se hace sin instrumentos, aunque el año pasado en algunas clases se incorporaron vasos.
“Hacemos rutinas con ritmos de todo tipo. Es una desarrollo psicomotriz a través de la música.
Algunos chicos tienen más capacidad musical que motora, porque lo tienen en la cabeza. Y al revés también. Además cada edad es diferente, no es lo mismo a los 6 años que a los 10 y uno como docente va observando y haciendo un seguimiento”, indicó el docente.
Las clases son personalizadas y cada clase no supera los 15 alumnos en total.
El año pasado se hicieron dos muestras, una en la Sala de Convenciones y la otra en el Auditórium Municipal, con gran repercusión.
“En abril arrancamos con un taller de Nivel I, pero también con el nivel II. Con estos últimos vamos a incorporar escobas, pelotas, tachos y otros elementos para hacer música, además del cuerpo, por supuesto”, remarcó.
Las clases se dictan en el CEM, los miércoles, 18 a 19 hs. Para niños y 19 a 20 para los chicos con capacidades diferentes. “Si hay más demanda después de verá”, aseguró entusiasmado Ponzone.
El balance del primer año en Carlos Paz dice que es muy positivo: “Yo venía de Brasil, donde laboralmente no estaba bien”, confesó.
A modo de mensaje eligió dirigirse a los padres: “A los papás de niños con capacidades diferentes les digo que los chicos que tienen acceso al arte como herramienta de expresión modifican sustancialmente su calidad vida hasta en un 500 %: Hablar mejor, razonan mejor, se expresan mejor y se desarrollan mejor; empiezan a sentirse útiles, a sentirse artistas y ven que el mundo no es ese lugarcito cerrado en el que a veces se los encasillan”.
Y a los padres en general: “Hacer cuerpusión, a los pibes les permite un acercamiento a la música mucho más vivencial. En mi experiencia, de trabajar con chicos maltratados y abusados, el trabajar el cuerpo haciendo música permitió que ellos tuvieran un conciencia de su cuerpo no desde lo violento, o de ser un objeto, sino desde lo lúdico, lo recreacional y lo artístico”.
Las clases tiene un costo de $ 80 mensuales.
Informes e inscripciones: Av. Libertad 110, 03541-436402 (CEM); 03541-15611317 (Diego Ponzone).

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