Audaz, trasgresora, frontal, irónica, son algunos de los calificativos con los que se promociona la obra “En la cama”, de José María Muscari y que este fin de semana trajo a figuras de la talla de Gerardo Romano, Mónica Ayos, Walter Quiroz y Anabel Cherubito a Villa Carlos Paz.
El libro y la dirección Muscari se ajustan a las capacidades de estos cuatro artistas que logran fácilmente “invitar” a la cama de estas dos parejas a todos los espectadores con mucha seducción (ellas) y mucha complicidad (ellos).
El debut fue el viernes último en un Teatro del Lago a sala casi llena. Lo que generó sorpresa para algunos, aunque no para los que gustan de la excelencia del sublime buen teatro de texto.
El empresario local Pablo Sittoni nos tiene acostumbrado a estos “oasis” de teatro con mayúsculas y en temporada baja cuando muchos de sus pares de otras salas no se animan a semejantes “apuestas”, él redobla la apuesta.
Y que un Gerardo Romano, con todo lo que semejante artista significa, regrese a Carlos Paz después de casi una década, ya es todo un mérito.
“En la cama" ha sido catalogada por la crítica como la obra más sorprendente y exitosa de la cartelera teatral porteña del año 2008. Ha recibido los mejores comentarios por parte de la prensa especializada y ha tenido una gran convocatoria y aceptación del público. Demás está decir lo que las esculturales actrices provocan en la platea masculina y lo propio provocan Romano (como galán maduro) y Quiróz (el galán joven) entre las damas.
“En la cama” es un texto original, una propuesta desprejuiciada, divertida, irónica, feroz y dolorosa sobre los vínculos de pareja y los conflictos de cuatro personas, más que cuatro personajes.
Y las confesiones tocan fibras muy íntimas en todos. Y en el público las reacciones son diversas, aunque en todos los casos, muy movilizantes.
El sexo, la rutina, la infidelidad, la paternidad, las fantasías eróticas, las obsesiones cotidianas y todos los temas que nos vuelven vulnerablemente sensibles, encerrados en el cuerpo de Bautista (Gerardo Romano) y Maruca (Anabel Cherubito) una pareja ya con 17 años de casados y en Boris (Walter Quiroz) y Sasha (Mónica Ayos), la pareja restante, con siete años de vida juntos.
Dos parejas en una misma habitación comparten confesiones y exponen su vida privada sin vueltas y sin pelos en la lengua de manera pública, impune y divertida.
La platea es partícipe de inauditas, perturbantes e insinuantes confesiones amorosas, identificándose con lo divertido, con lo doloroso, lo osado y lo patético de la vida misma.
Más allá del desnudo de Sasha (Mónica Ayos) se trata de un teatro serio, reservado para los adultos, con ánimo de husmear en los recónditos vericuetos personales, y las obvias consecuencias en las relaciones humanas.
Indicadores, en los laterales de la sala, avisan de los momentos por los que atraviesa la obra, los monólogos de cada uno de los personajes, un desenlace y un epílogo.
Pero lo más cautivante e irresistible es el clima de complicidad que logran establecer estos grandes artistas con su público.
La obra se estrenó en Buenos Aires el 4 de enero de 2008 y desde entonces sólo cosecha aplausos en todos los puntos del país y del exterior donde se ha presentado.
“En la cama”, Romano es Bautista, inventor del cepo para autos; Cherubito, su mujer, es profesora de gimnasia bioenergética. Él está cansado de la rutina y busca concretar sus fantasías. Ella está insatisfecha y sueña con una vida más tranquila, aunque pareciera que no sabe a ciencia cierta qué es lo que busca. Por su parte, Ayos es Sasha, una empleada de una agencia de viajes cultora de la “cultura slow”, ansiosa por tener un hijo. Ella está casada con el posesivo y algo infantil Boris, un técnico reparador de computadoras devoto de la comida macrobiótica con una fértil imaginación cuando se trata de pensar en mujeres y escenas eróticas.
Según el sitio Reporter: “Los elementos característicos de la obra de Muscari siguen estando presentes, como en las escenas "coreografiadas" en las que los actores desfilan por el escenario o simulan bañarse semidesnudos detrás de una cortina. También la interacción con el público y cierta dinámica en la que el espectáculo comienza en el momento en el que el espectador entra en la sala. Tampoco faltan las escenas picantes o transgresoras, aunque mucho más moderadas que en otras ocasiones. Así es "En la cama", una obra que tal vez sea un poco rara para el circuito comercial, aunque para Muscari signifique haber alcanzado una madurez como dramaturgo y director. Se destaca además un buen trabajo de escenografía e iluminación, que aporta dinámica a una comedia lúcida y con momentos de gran profundidad”.
El libro y la dirección Muscari se ajustan a las capacidades de estos cuatro artistas que logran fácilmente “invitar” a la cama de estas dos parejas a todos los espectadores con mucha seducción (ellas) y mucha complicidad (ellos).
El debut fue el viernes último en un Teatro del Lago a sala casi llena. Lo que generó sorpresa para algunos, aunque no para los que gustan de la excelencia del sublime buen teatro de texto.
El empresario local Pablo Sittoni nos tiene acostumbrado a estos “oasis” de teatro con mayúsculas y en temporada baja cuando muchos de sus pares de otras salas no se animan a semejantes “apuestas”, él redobla la apuesta.
Y que un Gerardo Romano, con todo lo que semejante artista significa, regrese a Carlos Paz después de casi una década, ya es todo un mérito.
“En la cama" ha sido catalogada por la crítica como la obra más sorprendente y exitosa de la cartelera teatral porteña del año 2008. Ha recibido los mejores comentarios por parte de la prensa especializada y ha tenido una gran convocatoria y aceptación del público. Demás está decir lo que las esculturales actrices provocan en la platea masculina y lo propio provocan Romano (como galán maduro) y Quiróz (el galán joven) entre las damas.
“En la cama” es un texto original, una propuesta desprejuiciada, divertida, irónica, feroz y dolorosa sobre los vínculos de pareja y los conflictos de cuatro personas, más que cuatro personajes.
Y las confesiones tocan fibras muy íntimas en todos. Y en el público las reacciones son diversas, aunque en todos los casos, muy movilizantes.
El sexo, la rutina, la infidelidad, la paternidad, las fantasías eróticas, las obsesiones cotidianas y todos los temas que nos vuelven vulnerablemente sensibles, encerrados en el cuerpo de Bautista (Gerardo Romano) y Maruca (Anabel Cherubito) una pareja ya con 17 años de casados y en Boris (Walter Quiroz) y Sasha (Mónica Ayos), la pareja restante, con siete años de vida juntos.
Dos parejas en una misma habitación comparten confesiones y exponen su vida privada sin vueltas y sin pelos en la lengua de manera pública, impune y divertida.
La platea es partícipe de inauditas, perturbantes e insinuantes confesiones amorosas, identificándose con lo divertido, con lo doloroso, lo osado y lo patético de la vida misma.
Más allá del desnudo de Sasha (Mónica Ayos) se trata de un teatro serio, reservado para los adultos, con ánimo de husmear en los recónditos vericuetos personales, y las obvias consecuencias en las relaciones humanas.
Indicadores, en los laterales de la sala, avisan de los momentos por los que atraviesa la obra, los monólogos de cada uno de los personajes, un desenlace y un epílogo.
Pero lo más cautivante e irresistible es el clima de complicidad que logran establecer estos grandes artistas con su público.
La obra se estrenó en Buenos Aires el 4 de enero de 2008 y desde entonces sólo cosecha aplausos en todos los puntos del país y del exterior donde se ha presentado.
“En la cama”, Romano es Bautista, inventor del cepo para autos; Cherubito, su mujer, es profesora de gimnasia bioenergética. Él está cansado de la rutina y busca concretar sus fantasías. Ella está insatisfecha y sueña con una vida más tranquila, aunque pareciera que no sabe a ciencia cierta qué es lo que busca. Por su parte, Ayos es Sasha, una empleada de una agencia de viajes cultora de la “cultura slow”, ansiosa por tener un hijo. Ella está casada con el posesivo y algo infantil Boris, un técnico reparador de computadoras devoto de la comida macrobiótica con una fértil imaginación cuando se trata de pensar en mujeres y escenas eróticas.
Según el sitio Reporter: “Los elementos característicos de la obra de Muscari siguen estando presentes, como en las escenas "coreografiadas" en las que los actores desfilan por el escenario o simulan bañarse semidesnudos detrás de una cortina. También la interacción con el público y cierta dinámica en la que el espectáculo comienza en el momento en el que el espectador entra en la sala. Tampoco faltan las escenas picantes o transgresoras, aunque mucho más moderadas que en otras ocasiones. Así es "En la cama", una obra que tal vez sea un poco rara para el circuito comercial, aunque para Muscari signifique haber alcanzado una madurez como dramaturgo y director. Se destaca además un buen trabajo de escenografía e iluminación, que aporta dinámica a una comedia lúcida y con momentos de gran profundidad”.
(FOTO GENTILIZA LUIS VARELA)