miércoles, 2 de junio de 2010

PARTIO ALCIRA LÓPEZ, LA “MADRE” DE LAS ARTESANIAS


Resistió lo más que pudo pero una neumonía le arrancó la vida a los 91 años, el pasado 29 de abril. Su nombre, Alcira López, ya está en uno de los salones del Consejo Provincial de la Mujer de Córdoba y en el recinto de exposiciones de la Casa de Córdoba en Buenos Aires.
Alcira, un ejemplo de mujer y de madre, nació en Puente del Cura (paraje cercano a Mina Clavero) y los últimos 24 años vivió en nuestra ciudad, con cuatro de sus hijos.
A lo largo de toda su vida “abrazó” la alfarería primero por necesidad, pero luego como una gran vocación.
Todos conformaron una gran familia, el matrimonio de Alcira y Tomas, con 15 hijos (en la actualidad nueve con vida, cuatro de ellos en Carlos Paz, tres en Mina Clavero y dos en Buenos Aires). Con el correr del tiempo vendrían los 23 nietos, 18 bisnietos y hasta dos tataranietos.
“Las artesanías siempre nacen por una necesidad y cuando mi padre se ausentaba, incluso por varios meses, porque se iba por mucho tiempo a las cosechas, entre las cosas que necesitaba mi madre estaban los elementos de cocina, por eso empezó a fabricarlos, con sus propias manos”, explicó Atilio López (uno de sus hijos, de 61 años).
Y agregó: “Hacía braseros, ollas, platos, tazas y los cántaros -algo que es muy tradicional para las casas de Traslasierra- uno para conservar el agua fresca y el otro usado como heladera: Ahora nosotros en mi familia hacemos las mismas cosas en Mina Clavero, como siguiendo el legado de mi madre, con la misma técnica y el mismo amor”.
“En la actualidad la cerámica está muy industrializada y en mi caso preferimos hacer lo mismo que hacía nuestra madre, sin máquinas, todo a mano, sin moldes y con barro-arcilla, como lo hacían nuestros aborígenes, nuestros antepasados, los comechingones, explicó el hijo de Alcira.
Insiste en que respetando su manera de trabajar, “preservamos la artesanía al natural, como la hacían nuestros antepasados”
“Ella tenía un carácter muy especial, con una gran nobleza”, recuerda con emoción otra de sus hijas.
Atilio, rememora su niñez y afirma que por aquellos años “cuando éramos todos chicos, en Traslasierra, mi casa era como una gran guardería, venían de todos lados y comíamos todos juntos. Muchas veces la comida no alcanzaba para todos y ella se quedaba sin comer. Para mí tenía un don especial de Dios”.
Otra de sus hijas, Victoria (66) cuenta que la edad y la distancia no era impedimento para prepara su bolso y viajara a cuanta exposición o feria de artesanías la convocara: “y siempre se traía algún premio”.
“Ella fue madre, mujer, maestra y una gran consejera”, remarca otra de sus hijas.
Tomas, el padre de la familia vivió sus últimos años en Carlos Paz y murió en 1986.
La escuela primaria del pueblo natal de la familia, ahora lleva su nombre, lo que es verdadero orgullo para toda la familia.
Alcira, según recuerdan sus hijos parece haber sido influenciada también por una de sus tías, que también hacía artesanías.
Consultados sobre el legado que sienten les dejó su madre, Atilio toma la posta y asegura que: “La admiraré siempre, no sólo por haber sido mi madre, sino también por ser una mujer tan dulce, que nunca tenía mal humor y siempre estaba con una sonrisa en su cara:
Hasta en su lecho final, parecía despedirse con una sonrisa”.
Alicia (58) la recordó así: “Ella me ayudó un montón, con mis hijos y con mis nietos, hasta último momento. Aconsejándonos siempre, para que todos siempre tengamos muy buen comportamiento”.
Yolanda (68) sostuvo por su lado que “me queda el recuerdo de toda su enseñanza y lo guardaré en mi corazón para siempre. Un ejemplo de vida en todo sentido. Y con mi padre, los dos hacían un matrimonio perfecto, porque nunca discutían”.
Victoria sumamente emocionada, sólo dijo que fue “una madre ejemplar: La madre de todos”.
En sus últimos días de lucidez, internada en Sanatorio Punilla, recuerda de una de sus hijos que al contarle que había conseguido una buena arcilla, “se ilusionó y no veía la hora de estar bien para seguir trabajando”.
Se fue Alcira López, pero quedará en los miles de objetos que fabricó con sus manos, todo su legado. En su gran familia y en los que tuvieron la dicha de conocerla, el ejemplo de vida de una gran mujer y de ser la “madre de todos”.

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