STAMATEAS Y LAS CLAVES PARA COMBATIR LA GENTE “TÓXICA”

Bernardo Stamateas no es la primera vez que viene a Villa Carlos Paz.
Como Pastor del Ministerio Presencia de Dios, había desembarcado hace unas tres temporadas atrás, especialmente convocado por un elenco para “limpiar” una sala teatral.
En esta ocasión y ya consagrado como autor de varios best-sellers, el multifacético escritor y psicólogo arribó a la Villa de la mano de la Librería El Fauno para presentar su obra “Gente tóxica” y dictar una conferencia.

¿Por qué el nombre “Gente tóxica”?
“Gente tóxica” son esas personas que te roban la energía, que te hacen sentir mal, te meten culpa, te meten miedo, amigos o desconocidos, o también familiares que nos roban lo mejor de nosotros. Esa gente nos deja una culpa, como rendidos.
La idea es que tenemos que poner límites a esas personas que en vez de añadir valores a nuestras vidas, nos restan

¿Su experiencia como psicólogo influyó para la edición de un libro como éste?
El libro nació de un montón de comentarios de gente que me decía: Tengo una mamá que me dijo que toda la vida se sacrificó por mí y que yo la hice sufrir o por tener un jefe autoritario que nunca me deja crear nada o una amiga envidiosa que cada vez que le cuento lo que logro compite conmigo. A raíz de comentarios como esos me puse a investigar como eran los “tóxicos” y descubrí varios tipos de personalidades: el envidioso, el descalificador, el agresivo, el psicópata, el meteculpa, el neurótico, el mediocre, en fin, hay para todos los gustos y todos tenemos alguna historia con algún tóxico, sea en la familia, en el trabajo o con alguien desconocido.
¿Y cuál es el principal antídoto del que se dispone para combatir esta toxicidad?
Hay varios. Por empezar tener en cuenta las dos principales palabras que tenemos para defendernos: Si y no. No es una palabra positiva y se la debe una para establecer límites emocionales, porque el tóxico no abusa de cualquiera, detecta a las personas que tienen baja estima, que quieren salvar a todo el mundo, que dicen… yo lo voy a cambiar al otro, esas personas que idealizan a los demás. Entonces hay que aprender a poner límites, a no idealizar a nadie, a saber que todos tenemos un Cain y Abel adentro, una parte buena y una mala, a saber de que no podemos cambiar a nadie, a tratar de no podemos tener expectativas irrealistas de los demás y fundamentalmente a levantar la estima, porque cuando uno está sano y se lleva bien con uno mismo, es más difícil que uno lo atrapen los tóxicos
¿Hoy por hoy se están replanteando los estereotipos?
Mirá, el tóxico te trata como fue tratado. El que te agrede lo hace porque te está haciendo saber como fue agredido. El que te descalifica, porque te hace saber como fue descalificado. El tóxico tiene la estima rota, débil, tiene cero tolerancia de la frustración, vive comparándose con el otro, compitiendo con el otro, es decir, necesita destruir al otro para sentirse bien. Llega a eso descalificando, subestimando, cuestionar, agredir… Y cuando menos estima hay en uno, más violencia se va a provocar y más toxicidad va a haber.
¿Qué se encuentra el lector con el libro?
Bueno, una descripción de cada una de esas personalidades y un capítulo muy importante de cómo lograr que nadie lastime nuestro corazón.
Porque todos tenemos recuerdos de gente que nos lastimó. Y dicen que las palabras pueden curar o pueden enfermar. Los recuerdos lindos que tenemos, a veces son de palabras lindas que nos dijeron. Y los recuerdos tristes de palabras tristes.
Y cómo poder levantar la autoestima, es decir cómo yo puedo, aprender a comunicarme, sin ser agresivo y sin ser pasivo, mientras todas estas cosas nos pasan. Hay que comunicarse asertivamente (es decir clara y firme), enseñándole al otro como yo quiero que me traten. Cuando una persona aprende a establecer ese tipo de límites, empieza a llevarse mejor con los demás y comienza a alejarse lo más posible de los tóxicos.