domingo, 20 de abril de 2008

Las dos décadas de la Escuela Grimberg


En 1985 fallecía el intendente carlospacense León Grimberg y tres años después iba a nacer una escuela pública que lleva su nombre. En el 2008, a pocas semanas de cumplir su vigésimo aniversario, el colegio primario de Colinas imparte educación, matizando la enseñanza entre los “olores” del Pantanillo” y el miedo a la inseguridad.
Un total de 21 docentes son los responsables de encontrar en éste lugar, día a día, la fórmula por la cual cada uno de los casi 500 alumnos, asistiendo a clases, comienzan a “escribir” su futuro.
El Primer Turno, en las frías mañanas de invierno, acude al colegio, llegando por los descampados o bien por la propia calle León Grimberg, aún en el medio de una gran oscuridad y tratando de esquivar el “Pantanillo”, destino final de todos los líquidos pluviales y cloacales del barrio.
Ya en su interior, lo niños inundan las aulas con sus gritos, sonrisas y sus preguntas. La actividad cotidiana de este colegio se ha iniciado y el “saber” comienza a multiplicarse por todos los rincones del establecimiento.
Para la Escuela Intendente Grimberg nada fue fácil ni simple, a lo largo de estas casi dos décadas de historia. Mientras hay colegios que disfrutan de la generosidad del poder de turno, ya sea porque están ubicados en el centro, o porque en sus aulas cursa algún que otro hijo de un funcionario, el Primario de Colinas padece a diario las desventajas de estar en la “periferia”.
Vandalismo, indiferencia oficial, el frío extremo del invierno, goteras o deserción escolar son moneda corriente para un establecimiento que en lugar de estar disfrutando de flamantes salas de computación o laboratorios, como gozan algunos colegios “bendecidos”, se contentan con festejar el retorno del agua a los baños.
Efectivamente, gracias al Club de Leones Lago San Roque, desde esta semana, el agua volvió a los sanitarios de la escuela, ya que fueron instalados nuevos grifos y lavatorios.
Durante el pasado verano y bajo el amparo de la desolación del lugar, vándalos, hasta ahora desconocidos, destrozaron a ladrillazos los lavatorios, dejaron inutilizables los inodoros, taparon las cañerías y se robaron las canillas.
La propia Jefa Zonal del Distrito 01 del leonismo, Gladis Moreno y la tesorera de la Comisión Directiva del Club de Leones Lago San Roque, Consuelo Miranda, recorrieron el martes pasado las refacciones realizadas en el colegio, bajo el aporte de la institución de servicio, que demandó al menos mil pesos en gastos de materiales y mano de obra. Incluso una formación de alumnos agradeció a las damas de este club las obras que permitieron restablecer el servicio.
No se trataba de calefacción, aire acondicionado, alfombrado o un “plasma”. Sino de Agua.
En el colegio funciona un amplio comedor PAICOR, atendido por las cocineras Felisa Farías y Alejandra Gutiérrez (beneficiarias de planes sociales), las cuales preparan abnegadamente con sus manos, el desayuno y almuerzo para casi 300 alumnos del Turno Mañana y la merienda para los casi 200 del Turno Tarde.
Todos los docentes consultados reconocieron la labor de la Cooperadora y del aporte de los propios padres, que haciendo (y vendiendo) empanadas, por ejemplo, posibilitó la compra e instalación de mallas metálicas, un sistema alternativo a las rejas, que proteje las ventanas y evita así la rotura de los vidrios, habitualmente atacados en la noche a piedrazos.
“Pudimos proteger las aberturas que dan al patio interno, pero nos quedan las tres aulas (seis ventanas) que dan a la calle y que casi siempre están rotas”, explicó una de las docentes.
La puerta principal del colegio también logró reforzarse con rejas y chapones, para evitar que nadie, aprovechando el limbo reinante en la zona en horas nocturnas, pueda violentarlas.
Otra de las maestras reclamó el urgente desmalezamiento de un predio ubicado frente al edificio, por donde muchos de los alumnos acceden al colegio y que en algunos lugares, sus yuyales superan los dos metros de altura.
“En los últimos tiempos se hizo un importante trabajo en los techos, gracias al aporte de la Provincia y del municipio, para evitar se llueva adentro, pero aún así, por los menos en cinco aulas tenemos goteras”, reconoció otra de las docentes.
En los últimos años, la escuela creó un novedoso sistema de “Padrinazgos” por medio del cual, personalidades locales, empresarios o bien entidades intermedias fueron escogidas para apadrinar sus aulas.
En tal sentido la maestra del Aula 1 agradeció a los responsables de la firma Alfajores Kyke´s uno de los últimos aportes, ya que donaron la pintura para dicha aula “ahijada”.
Cristina Oyola, vicedirectora de la institución, reconoció en tanto que se trabaja arduamente para lograr solucionar los problemas de aprendizaje de los chicos a la vez que admitió que en los últimos años la matrícula se “estancó”, no tanto por la deserción escolar, sino porque los padres prefieren, en algunos casos, enviar a sus hijos a la Escuela Isla de Los Estados, en lugar de la Grimberg.
Todos podemos ayudar a mejorar y hacer crecer a la educación pública. El teléfono de la escuela es el 429228. Todo aquel que pueda acercar cualquier aporte en materiales, mano de obra, útiles escolares o mobiliario, no sólo se lo agradecerá la gran familia docente de este colegio, sino los casi 500 niños que estudian en este establecimiento, ubicado en el corazón de barrio Colinas.


Educando, al lado del “Pantanillo”

El “Pantanillo” puede parecer hasta un nombre simpático para esta especie de laguna, invadida por la maleza que bordea las instalaciones del colegio, a metros del sector edilicio que ocupó hasta hace unos años atrás el Jardín de Infantes Intendente Grimberg.
Pero este pantano está lejos de parecerse a los de Florida (Estados Unidos) ya que éstos son el punto de llegada de gran parte de los efluentes pluviales y cloacales del barrio Colinas.
Allí van a parar, favorecidos por la hondonada del terreno, el excedente de las sangrías de cientos de viviendas, cuyos pozos fuera de todo control contaminan este “canal”, que pasa por debajo de la calle León Grimberg.
Como si esto fuera poco, el moderno IPEM 316 del barrio, ubicado en el otro lateral del Pantanillo y el nuevo edificio del Jardín Intendente Grimberg (de calle Roma) sufren permanentes desperfectos en sus “mini” plantas de tratamiento. Debido a ello es casi normal que también éstos dos establecimientos educativos hagan su “aporte” cloacal al castigado pantano.
A metros del Pantanillo pasan diariamente cientos de niños y sus padres, lo que se transforma en una peligrosa amenaza, no sólo por el foco transmisor de enfermedades, sino por el riesgo que constituye si algún niño accidentalmente se cae en dicho pantano.
Desde la Coopi se explicó que el lugar constituye un doble problema, por un lado en lo estrictamente sanitario y por el otro en lo cultural.
Paralelamente recordó que la escuela ya tiene solicitado a la Provincia arbitre los medios para que solucione este problema a la brevedad, ya que es de su competencia.
La Coopi, recordó también que atendiendo a las postergaciones que venía sufriendo Colinas, ya en 1995 comenzó la obra para conectar al sector con el servicio de agua potable desde La Quinta, dejando de lado la toma municipal del Arroyo Las Catitas, debido a la contaminación que ya presentaba por entonces este curso de agua.

No hay comentarios: