La semana que termina no podía haber arrancado de peor manera. El olor nauseabundo ya anticipaba un extraño y desagradable fenómeno sobre la Villa: Otra vez los peces muertos en el San Roque.
Pero en esta ocasión, la muerte se “apoderó” masivamente del sector donde finaliza el río San Antonio y comienza el lago, ya que miles de ejemplares coparon la superficie y agonizantes entraron rápidamente a descomponerse.
Y mientras esto ocurría el hedor se expandía desde la costanera hacia el microcentro de la ciudad, mientras muchos, llevándose pañuelos hacia la nariz, se preguntaban: “¿Estoy en el puerto de Mar del Plata o en Carlos Paz?”.
Hacía mucho tiempo que no se observaba algo así en Carlos Paz: el desolador “espectáculo” de peces moribundos en las márgenes del San Antonio, ante la curiosa mirada de turistas y carlospacenses que no salían de su asombro.
Con el correr de las horas hasta los medios nacionales de comunicación comenzaron a desembarcar en la Villa, para multiplicar así este “hallazgo periodístico”, muy lejos ya de las peleas entre vedettes, el glamour y las pulseadas por la taquilla. Ahora la primicia tenía que ver con la “muerte en el lago”, como titularon algunos. Y la “platea” para observar este “espectáculo” fue la mismísima costanera local.
Al parecer la lluvia del fin de semana y su inmediata consecuencia, las crecientes, precipitaron este fenómeno, que no es inédito para la zona.
El lunes pasado funcionarios municipales, de la Secretaría de Salud Pública y Desarrollo Comunitario y también de la Dirección de Inspectoría General recorrieron ambas márgenes del río que divide la ciudad, entre los puentes Carena y Carretero.
Ante el desolador panorama se dio urgente aviso a la Secretaría de Ambiente de la Provincia y a la Dirección Provincial de Agua y Saneamiento (DiPAS) y el martes llegaron los bioquímicos y técnicos para observar ocularmente lo sucedido y llevarse muestras, tanto del agua como de ejemplares de mojarritas, tarariras, carpas, camarones y pejerrey.
Mientras el líquido elemento es analizado exhaustivamente en Córdoba, los ejemplares de fauna fueron enviados a los laboratorios de Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC).
Los resultados de los estudios, según se anticipó, podrían llevar semanas, pero extraoficialmente ya se anticipó que las causales de esta masiva mortandad de especies serían la extraordinaria multiplicación de algas rojas en este sector del curso de agua.
Las precipitaciones del fin de semana generaron un notable arrastre, río abajo, de fósforo y nitrógeno, provocando una espectacular reproducción de estas algas, tanto en la desembocadura de este río, como el de los Chorrillos y también el río Cosquín, todos afluentes del lago San Roque.
Y para crecer, estas algas necesitan el oxígeno, y al agotarlo los peces se quedaron sin poder respirar, ante la ausencia del vital elemento para poder sobrevivir.
Los mismos voceros de estos organismos oficiales descartaron de plano cualquier contaminación por elemento extraño y ajeno al hábitat de la cuenca. Esta aclaración sobrevino ante la información emitida por algunos medios porteños que daban cuenta de la presencia de uranio en el agua.
De estar presente este peligroso elemento, los análisis de la Coopi, en la toma de Cuesta Blanca y de Aguas Cordobeses (que toma del San Roque) ya lo hubieran advertido. Y aunque el “fantasma” de la contaminación de la ex Planta de Los Gigantes siempre vuelve, los especialistas se apresuraron en negar rotundamente esa posibilidad: “Simultáneamente hubo mortandad de peces en Los Chorrillos y el río Cosquín. Y ellos no tienen conexión alguna con la ya desaparecida planta de Los Gigantes”, remarcaron enfáticamente.
Mientras se aguardan los resultados de los análisis el área de Defensa Civil (DC) de la ciudad inició una abnegada labor con sus voluntarios, la dura tarea de recolectar la gran cantidad de peces –ya en estado de descomposición- con redes y lanchas especiales.
Este fenómeno ya tiene antecedentes en este espejo de agua, ya que hace tres temporadas atrás se registró un episodio similar, al igual que hace unos seis años atrás, según recordaron por último los especialistas.
Pero en esta ocasión, la muerte se “apoderó” masivamente del sector donde finaliza el río San Antonio y comienza el lago, ya que miles de ejemplares coparon la superficie y agonizantes entraron rápidamente a descomponerse.
Y mientras esto ocurría el hedor se expandía desde la costanera hacia el microcentro de la ciudad, mientras muchos, llevándose pañuelos hacia la nariz, se preguntaban: “¿Estoy en el puerto de Mar del Plata o en Carlos Paz?”.
Hacía mucho tiempo que no se observaba algo así en Carlos Paz: el desolador “espectáculo” de peces moribundos en las márgenes del San Antonio, ante la curiosa mirada de turistas y carlospacenses que no salían de su asombro.
Con el correr de las horas hasta los medios nacionales de comunicación comenzaron a desembarcar en la Villa, para multiplicar así este “hallazgo periodístico”, muy lejos ya de las peleas entre vedettes, el glamour y las pulseadas por la taquilla. Ahora la primicia tenía que ver con la “muerte en el lago”, como titularon algunos. Y la “platea” para observar este “espectáculo” fue la mismísima costanera local.
Al parecer la lluvia del fin de semana y su inmediata consecuencia, las crecientes, precipitaron este fenómeno, que no es inédito para la zona.
El lunes pasado funcionarios municipales, de la Secretaría de Salud Pública y Desarrollo Comunitario y también de la Dirección de Inspectoría General recorrieron ambas márgenes del río que divide la ciudad, entre los puentes Carena y Carretero.
Ante el desolador panorama se dio urgente aviso a la Secretaría de Ambiente de la Provincia y a la Dirección Provincial de Agua y Saneamiento (DiPAS) y el martes llegaron los bioquímicos y técnicos para observar ocularmente lo sucedido y llevarse muestras, tanto del agua como de ejemplares de mojarritas, tarariras, carpas, camarones y pejerrey.
Mientras el líquido elemento es analizado exhaustivamente en Córdoba, los ejemplares de fauna fueron enviados a los laboratorios de Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC).
Los resultados de los estudios, según se anticipó, podrían llevar semanas, pero extraoficialmente ya se anticipó que las causales de esta masiva mortandad de especies serían la extraordinaria multiplicación de algas rojas en este sector del curso de agua.
Las precipitaciones del fin de semana generaron un notable arrastre, río abajo, de fósforo y nitrógeno, provocando una espectacular reproducción de estas algas, tanto en la desembocadura de este río, como el de los Chorrillos y también el río Cosquín, todos afluentes del lago San Roque.
Y para crecer, estas algas necesitan el oxígeno, y al agotarlo los peces se quedaron sin poder respirar, ante la ausencia del vital elemento para poder sobrevivir.
Los mismos voceros de estos organismos oficiales descartaron de plano cualquier contaminación por elemento extraño y ajeno al hábitat de la cuenca. Esta aclaración sobrevino ante la información emitida por algunos medios porteños que daban cuenta de la presencia de uranio en el agua.
De estar presente este peligroso elemento, los análisis de la Coopi, en la toma de Cuesta Blanca y de Aguas Cordobeses (que toma del San Roque) ya lo hubieran advertido. Y aunque el “fantasma” de la contaminación de la ex Planta de Los Gigantes siempre vuelve, los especialistas se apresuraron en negar rotundamente esa posibilidad: “Simultáneamente hubo mortandad de peces en Los Chorrillos y el río Cosquín. Y ellos no tienen conexión alguna con la ya desaparecida planta de Los Gigantes”, remarcaron enfáticamente.
Mientras se aguardan los resultados de los análisis el área de Defensa Civil (DC) de la ciudad inició una abnegada labor con sus voluntarios, la dura tarea de recolectar la gran cantidad de peces –ya en estado de descomposición- con redes y lanchas especiales.
Este fenómeno ya tiene antecedentes en este espejo de agua, ya que hace tres temporadas atrás se registró un episodio similar, al igual que hace unos seis años atrás, según recordaron por último los especialistas.
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