Una década después de surgida la iniciativa y desde el propio bloque del actual oficialismo, quieren “desempolvar” un viejo proyecto que contempla la construcción de un nuevo edificio para el Poder Legislativo local.
La idea formaba parte del plan “Legislar para los tiempos” del dirigente radical y por entonces edil oficialista, Oscar Ércoles, quien desempeñó funciones como concejal en dos períodos, 1987-1991 y 1995-1999.
El representante logró eco en la por entonces gestión del intendente Eduardo Conde (UCR), quien encabezó posteriormente el acuerdo entre el municipio local y el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Córdoba para l oque se denominó “Concurso Provincial de Anteproyectos” para el nuevo edificio del Concejo Deliberante de la ciudad (hoy Concejo de Representantes).
El convenio fue aprobado por ordenanza No. 3387 del 15 de octubre de 1998 del cuerpo Legislativo cuando el propio Ércoles presidía este organismo.
En aquella época, las sesiones se celebraban en el actual Salón Auditorio y se utilizaban como oficinas legislativas el sector norte del Palacio 16 de Julio, donde ahora se encuentran la Dirección de Educación y Cultura y el área de Bromatología, entre otras dependencias.
Los despachos, oficinas y los pasillos, por sus dimensiones, colapsaban. Es por ello que la iniciativa fue bien recibida en su momento, en todos los ámbitos oficiales porque nadie tenía ninguna duda sobre la necesidad de un nuevo espacio para el Legislativo local.
El acuerdo entre arquitectos y funcionarios locales fue rubricado por las firmas del propio intendente Eduardo “Pipo” Conde y el titular del colegio profesional cordobés, Raúl Alberto Lerda, pero también del por entonces secretario de Obras y Servicios Públicos, Julio Bustos y quiera era la directora de Planeamiento, Liliana Bina.
Ni bien se lanzó el concurso, arquitectos e ingenieros de todo el territorio cordobés se movilizaron y presentaron sus completos trabajos (con planos y maquetas) hasta el 13 de abril de 1999, como fecha límite.
Luego de un exhaustivo trabajo por parte del jurado fueron selecciones tres trabajos y sendas menciones especiales para otros dos.
El primer puesto lo obtuvo el proyecto presentado por Mariano Faracci y Roberto José Gianti (con colaboración de Patricio Mullins, Carolina Morchio, Iván Yaremczuk, Daniel Amador e Iván Justich).
El segundo puesto de este reñido concurso lo obtuvo el proyecto presentado por Guillermo Mendoza (con colaboración de Ana Mendoza, Silvina Manzotti, Germán Margherit, Martín Roca, Mariano Picardo, Carolina Ponssa, Carina Yubi, Aldo Pashetta y Héctor Mangupli). En tanto, el tercer lugar fue para lo presentado por Daniel Merro, Enrique Omiso y Carlos Renzetti (con colaboración Luciano Di Monte y José Giodano).
Los destinatarios de las menciones honoríficas fueron para las participaciones de Julio Rivera Garat y Carlos Assandri, por un lado y para Carlos Costamagna y Norberto Baravalle, por el otro.
Los cinco anteproyectos, incluido el ganador, tuvieron en común el diseño de baja altura, aunque de grandes proporciones y una moderna estética.
El espacio asignado para su emplazamiento era en la Manzana 76, ubicada sobre Costanera Sabattini, entre calles Cassaffousth y Miguel Juárez. Se trata de un gran espacio donde ahora funcionan las áreas de Inspectoría General, Tránsito y Acción Social.
Pero los radicales dejaron de gobernar la ciudad y Gustavo Dellamaggiore (Unión por Córdoba) asumió la administración municipal de Carlos Paz. Por aquellos tiempos y agravado por la inminente crisis que se iba a desatar en el país, toda iniciativa de obra pública sería dejada lado, incluso las tan anheladas y largamente postergadas de saneamiento (cloacas), porque la prioridad pasó a ser lo social y como salir del caos institucional y económico en el que se sumergía toda la República Argentina.
Tiempo después con el triunfo de Carlos Felpeto, el radicalismo volvió al poder, pero este proyecto, que tuvo un ganador y que incluso recibió 10 mil pesos (o dólares) por haber triunfado, siguió “guardado”, aunque a los ediles se los trasladó a un nuevo espacio: La Planta Alta de la estación Terminal de Ómnibus.
El nuevo lugar descomprimió la situación de crisis edilicia que venía atravesando este organismo, mientras el nuevo gobierno dirigía
sus esfuerzos en materia de obra pública hacia los servicios (cloacas y gas natural) y el mejoramiento de los corredores principales (Cárcano, Calle Roma-Colinas-Cabalango y Nuevo Puente Uruguay).
Con el paso de los años y tras la sanción de la Carta Orgánica Municipal en el 2007, el Poder Legislativo local inició el 2008 con un renovado impulso y hasta su nombre cambió: Concejo de Representantes.
Este crecimiento parece demandar ahora una mayor operatividad de la tarea legislativa, del trabajo de los bloques y las comisiones de estudio, como así también una Sala Mayor para las sesiones (Ordinarias, Extraordinarias y Audiencias Públicas), todo lo cual hizo dirigir las miradas, otra vez, hacia aquel proyecto ganador de una década atrás, que “dormía” en los cajones.
Sólo para recordar, ya en las bases de aquel concurso provincial, se contemplaba cumplir estrictamente los requisitos de 1580 m2 de construcción o superficie cubierta, sobre casi 1900 m2. de superficie del predio.
En las bases del concurso –y el proyecto ganador lo contempló- se preve la construcción de una sala de sesiones de 300 m2., un estacionamiento cubierto para 20 vehículos y un paseo cubierto o Recova dentro del complejo edilicio. Solamente en mano de obra estaba presupuestado una suma no superior a los 600 mil pesos-dólar de entonces.
Todo el nuevo edificio contempla accesos y dependencias acondicionadas para personas con capacidades diferentes.
En los considerandos se expresaba por entonces que “adquiere singular significado para Carlos Paz la posibilidad de concretar una obra destinada a optimizar el funcionamiento del Concejo Deliberante. Por las características del entorno donde estará enclavado, en el que se destacan otros edificios con destinos singurales (…), la situación privilegiada del lote en la trama urbana y la relación ambiental con el lago y el puente Cassaffousth, debiera ser presentando como un hito morfológico en un sector definido por un elemento dominante como será el paseo cubierto. Este enclave poco frecuente, se constituirá en un sitio de verdadero uso público para los ciudadanos en la medida que la respuesta arquitectónica para este programa sea espontáneamente incorporadla uso cotidiano”.
Hasta el momento ninguno de los ediles se han pronunciado abiertamente por impulsar o rechazar el “reflote” de este ambicioso, aunque en fuentes del oficialismo Legislativo se anticipó que este proyecto podría ser discutido en el próximo Pleno de gobierno (entre los dos poderes) y de encontrar eco, algunos ediles radicales también hablan de la posibilidad de incluir en este nuevo complejo a construir, otras dos dependencias oficiales que se encuentran en “crisis edilicia”, como son el Tribunal de Cuentas y el Registro Civil.
La respuesta final la tendrá el Ejecutivo.
La idea formaba parte del plan “Legislar para los tiempos” del dirigente radical y por entonces edil oficialista, Oscar Ércoles, quien desempeñó funciones como concejal en dos períodos, 1987-1991 y 1995-1999.
El representante logró eco en la por entonces gestión del intendente Eduardo Conde (UCR), quien encabezó posteriormente el acuerdo entre el municipio local y el Colegio de Arquitectos de la Provincia de Córdoba para l oque se denominó “Concurso Provincial de Anteproyectos” para el nuevo edificio del Concejo Deliberante de la ciudad (hoy Concejo de Representantes).
El convenio fue aprobado por ordenanza No. 3387 del 15 de octubre de 1998 del cuerpo Legislativo cuando el propio Ércoles presidía este organismo.
En aquella época, las sesiones se celebraban en el actual Salón Auditorio y se utilizaban como oficinas legislativas el sector norte del Palacio 16 de Julio, donde ahora se encuentran la Dirección de Educación y Cultura y el área de Bromatología, entre otras dependencias.
Los despachos, oficinas y los pasillos, por sus dimensiones, colapsaban. Es por ello que la iniciativa fue bien recibida en su momento, en todos los ámbitos oficiales porque nadie tenía ninguna duda sobre la necesidad de un nuevo espacio para el Legislativo local.
El acuerdo entre arquitectos y funcionarios locales fue rubricado por las firmas del propio intendente Eduardo “Pipo” Conde y el titular del colegio profesional cordobés, Raúl Alberto Lerda, pero también del por entonces secretario de Obras y Servicios Públicos, Julio Bustos y quiera era la directora de Planeamiento, Liliana Bina.
Ni bien se lanzó el concurso, arquitectos e ingenieros de todo el territorio cordobés se movilizaron y presentaron sus completos trabajos (con planos y maquetas) hasta el 13 de abril de 1999, como fecha límite.
Luego de un exhaustivo trabajo por parte del jurado fueron selecciones tres trabajos y sendas menciones especiales para otros dos.
El primer puesto lo obtuvo el proyecto presentado por Mariano Faracci y Roberto José Gianti (con colaboración de Patricio Mullins, Carolina Morchio, Iván Yaremczuk, Daniel Amador e Iván Justich).
El segundo puesto de este reñido concurso lo obtuvo el proyecto presentado por Guillermo Mendoza (con colaboración de Ana Mendoza, Silvina Manzotti, Germán Margherit, Martín Roca, Mariano Picardo, Carolina Ponssa, Carina Yubi, Aldo Pashetta y Héctor Mangupli). En tanto, el tercer lugar fue para lo presentado por Daniel Merro, Enrique Omiso y Carlos Renzetti (con colaboración Luciano Di Monte y José Giodano).
Los destinatarios de las menciones honoríficas fueron para las participaciones de Julio Rivera Garat y Carlos Assandri, por un lado y para Carlos Costamagna y Norberto Baravalle, por el otro.
Los cinco anteproyectos, incluido el ganador, tuvieron en común el diseño de baja altura, aunque de grandes proporciones y una moderna estética.
El espacio asignado para su emplazamiento era en la Manzana 76, ubicada sobre Costanera Sabattini, entre calles Cassaffousth y Miguel Juárez. Se trata de un gran espacio donde ahora funcionan las áreas de Inspectoría General, Tránsito y Acción Social.
Pero los radicales dejaron de gobernar la ciudad y Gustavo Dellamaggiore (Unión por Córdoba) asumió la administración municipal de Carlos Paz. Por aquellos tiempos y agravado por la inminente crisis que se iba a desatar en el país, toda iniciativa de obra pública sería dejada lado, incluso las tan anheladas y largamente postergadas de saneamiento (cloacas), porque la prioridad pasó a ser lo social y como salir del caos institucional y económico en el que se sumergía toda la República Argentina.
Tiempo después con el triunfo de Carlos Felpeto, el radicalismo volvió al poder, pero este proyecto, que tuvo un ganador y que incluso recibió 10 mil pesos (o dólares) por haber triunfado, siguió “guardado”, aunque a los ediles se los trasladó a un nuevo espacio: La Planta Alta de la estación Terminal de Ómnibus.
El nuevo lugar descomprimió la situación de crisis edilicia que venía atravesando este organismo, mientras el nuevo gobierno dirigía
sus esfuerzos en materia de obra pública hacia los servicios (cloacas y gas natural) y el mejoramiento de los corredores principales (Cárcano, Calle Roma-Colinas-Cabalango y Nuevo Puente Uruguay).
Con el paso de los años y tras la sanción de la Carta Orgánica Municipal en el 2007, el Poder Legislativo local inició el 2008 con un renovado impulso y hasta su nombre cambió: Concejo de Representantes.
Este crecimiento parece demandar ahora una mayor operatividad de la tarea legislativa, del trabajo de los bloques y las comisiones de estudio, como así también una Sala Mayor para las sesiones (Ordinarias, Extraordinarias y Audiencias Públicas), todo lo cual hizo dirigir las miradas, otra vez, hacia aquel proyecto ganador de una década atrás, que “dormía” en los cajones.
Sólo para recordar, ya en las bases de aquel concurso provincial, se contemplaba cumplir estrictamente los requisitos de 1580 m2 de construcción o superficie cubierta, sobre casi 1900 m2. de superficie del predio.
En las bases del concurso –y el proyecto ganador lo contempló- se preve la construcción de una sala de sesiones de 300 m2., un estacionamiento cubierto para 20 vehículos y un paseo cubierto o Recova dentro del complejo edilicio. Solamente en mano de obra estaba presupuestado una suma no superior a los 600 mil pesos-dólar de entonces.
Todo el nuevo edificio contempla accesos y dependencias acondicionadas para personas con capacidades diferentes.
En los considerandos se expresaba por entonces que “adquiere singular significado para Carlos Paz la posibilidad de concretar una obra destinada a optimizar el funcionamiento del Concejo Deliberante. Por las características del entorno donde estará enclavado, en el que se destacan otros edificios con destinos singurales (…), la situación privilegiada del lote en la trama urbana y la relación ambiental con el lago y el puente Cassaffousth, debiera ser presentando como un hito morfológico en un sector definido por un elemento dominante como será el paseo cubierto. Este enclave poco frecuente, se constituirá en un sitio de verdadero uso público para los ciudadanos en la medida que la respuesta arquitectónica para este programa sea espontáneamente incorporadla uso cotidiano”.
Hasta el momento ninguno de los ediles se han pronunciado abiertamente por impulsar o rechazar el “reflote” de este ambicioso, aunque en fuentes del oficialismo Legislativo se anticipó que este proyecto podría ser discutido en el próximo Pleno de gobierno (entre los dos poderes) y de encontrar eco, algunos ediles radicales también hablan de la posibilidad de incluir en este nuevo complejo a construir, otras dos dependencias oficiales que se encuentran en “crisis edilicia”, como son el Tribunal de Cuentas y el Registro Civil.
La respuesta final la tendrá el Ejecutivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario