Cincuenta años atrás era la “perla” del San Roque, pero hoy es un verdadero “aguantadero”. Se trata del otrora Balneario Municipal, orgullo carlospacense por largas décadas, que luego se transformara en “Playa Esmeralda”, para finalmente llegar a este presente: un híbrido, sin el menor atractivo turístico y por el contrario, muy cerca de transformarse en un basural, con mayúsculas.
Para evitar que se acentúe este oscuro panorama, los habitantes colindantes a este sector, cansados del olvido oficial, la indiferencia de todos los carlospacenses, la inseguridad reinante en el lugar y de la tristeza que provoca ver el deplorable estado en el que se encuentra uno de los espacios que más orgullo generó en el pasado a los vecinos de la coqueta “Villa Suiza”, es que ahora se unirán fuerzas para rescatar al balneario.
El puntapié inicial lo dieron quienes habitan en las inmediaciones y los frentistas de la calle Shakespeare, los que formalizaron sus reclamos al centro vecinal, que preside el dirigente Víctor Estrade.
Fue justamente quien secunda a Estrade, el destacado médico local Roberto Daza, quien decidió tomar cartas en el asunto y motivado por todos los vecinos pidió al Ejecutivo Municipal y al Consejo de Representantes se priorice el rescate del balneario y se resguarde su puesta en valor, en honor a la historia que ostenta el lugar.
Aún cuando las calles eran de tierra, medio siglo atrás, quien
Visitaba Carlos Paz tenía que conocer el “Balneario Municipal”.
Turistas y carlospacenses lo transformaron en el lugar elegido, no sólo por su privilegiada vista panorámica, sino también por la belleza de sus cálidas playas de arena.
Toda la ciudad creció y con ella, nuevos balnearios, tanto sobre las márgenes del río San Antonio, como del Lago San Roque, al tiempo que forma inversamente proporcional, el “Balneario Municipal”, comenzaba a recibir menos visitas y su estado empeoraba, como así
También las mismísimas aguas del San Roque que bañaban su costa, cada vez, más contaminada.
Cuando la arena comenzó a desaparecer el lugar comenzó a ser visto como la plaza ideal para una confitería o salón de fiestas. Es así que una importante apuesta empresaria llegó al lugar para inaugurar “Playa Esmeralda”, con una infraestructura ideal para las reuniones sociales, las fiestas y los agasajos. Un lugar perfecto para disfrutar la vista desde sus ventanales, pero a espaldas de sus playas, cada vez más deterioradas.
El pavimento llegó a todo el sector y toda la zona de pobló de coquetas residencias, principalmente sobre calle Almafuerte, el acceso principal desde Av. Uruguay a la nueva confitería de “Playa Esmeralda”.
Después de ponerse de moda y de tener su “momento de fama” a fines del siglo pasado una inundación prácticamente destruyó el lugar y a partir de allí el declive del balneario fue total.
Las últimas administraciones municipales tuvieron algunos tibios intentos en embellecerlo, instalando algunas luminarias nocturnas, juegos infantiles, algunos bancos y maseteros gigantes transformados en balcones.
Pero ya nada fue como antes. El deterioro era constante, los malvivientes comenzaron a elegir la zona como su “reducto”, la suciedad se incrementaba, hasta llegar a la actualidad, en que visitar la zona se transforma en todo un acto de riesgo.
Esquivando los montículos de basura, la gran cantidad de botellas vacías y los preservativos de todos los colores, algunos intrépidos pescadores llegan al lugar, los únicos visitantes, porque dicen que allí, se sacan los mejores pejerreyes.
Al ex Balneario Municipal se puede acceder también a través de unas grandes escaleras, que atraviesan varias manzanas, que de preservarse podrían transformarse en un coqueto acceso peatonal.
Pero los vecinos, no tienen otra opción que optar por cerrar los ventanales de sus casas, ya que la vista hacia el balneario causa pena y tristeza.
Pese a este oscuro panorama el centro vecinal Cu Cú no pierde las esperanzas ya que las notas presentadas ante la el municipio, el poder Legislativo local y la Dirección Provincial de Agua y Saneamiento (DiPAS) están dando sus primeros resultados.
Este último organismo oficial, el que tiene la jurisdicción sobre el
sector ya está preparando un anteproyecto que aspira a mejorar las condiciones generales del lugar. Es que en la DiPAS trabaja una de las hijas de Roberto Daza, vicepresidente del centro vecinal barrial. La arquitecta María Sabrina Daza tendrá la posibilidad de elaborar una iniciativa, que contenga los pedidos y anhelos de los vecinos, luego de lo cual deberá ser presentado ante la administración municipal local, para que finalmente se ejecuten estas mejoras.
“Estamos muy contentos porque tenemos buenas señales de todos y
muy buena predisposición para que se mejore”, expresó Roberto Daza.
En sintonía con esta necesidad de los habitantes de la zona, el propio secretario de Obras y Servicios Públicos del municipio, Juan Carlos Carda, visitó esta semana el balneario y coincidió en líneas generales, con que el lugar necesita en forma urgente un mejoramiento integral.
Los profesionales no están pensando en grandes obras, sino por el contrario, demoler lo construido, reforestar y limpiar el área, mejorar los accesos, incrementar el alumbrado público y fundamentalmente reinstalar con la cantidad de camionadas que sean necesarias, gran cantidad de arena, para que al igual que décadas atrás, las familias puedan acercarse a la playa a bañarse y disfrutar de las aguas del San Roque, que lentamente están comenzando un proceso de descontaminación.
Para que ya no sea más una “Villa Cariño” o el “ideal” lugar oscuro donde las “barritas” beban hasta altas horas de la madrugada o bien se instalen carpas con “personajes” que se bañan desnudos en las costas a cualquiera hora, ya está en marcha un ambicioso plan para que al menos, si no puede igualar la fama que tuvo en el pasado el querido “Balneario Municipal”, al menos la gente, lo redescubra, lo visite en familia, sin miedo y hasta pueda disfrutar del sol, de la playa y del agua.
Si se seguirá llamando Playa Esmeralda o se volverá al histórico nombre de Balneario Municipal, es lo de menos, lo importante es preservar y rescatar este ámbito, que alguna vez fue orgullo de todos y está todo dado para que vuelva a serlo.
Para evitar que se acentúe este oscuro panorama, los habitantes colindantes a este sector, cansados del olvido oficial, la indiferencia de todos los carlospacenses, la inseguridad reinante en el lugar y de la tristeza que provoca ver el deplorable estado en el que se encuentra uno de los espacios que más orgullo generó en el pasado a los vecinos de la coqueta “Villa Suiza”, es que ahora se unirán fuerzas para rescatar al balneario.
El puntapié inicial lo dieron quienes habitan en las inmediaciones y los frentistas de la calle Shakespeare, los que formalizaron sus reclamos al centro vecinal, que preside el dirigente Víctor Estrade.
Fue justamente quien secunda a Estrade, el destacado médico local Roberto Daza, quien decidió tomar cartas en el asunto y motivado por todos los vecinos pidió al Ejecutivo Municipal y al Consejo de Representantes se priorice el rescate del balneario y se resguarde su puesta en valor, en honor a la historia que ostenta el lugar.
Aún cuando las calles eran de tierra, medio siglo atrás, quien
Visitaba Carlos Paz tenía que conocer el “Balneario Municipal”.
Turistas y carlospacenses lo transformaron en el lugar elegido, no sólo por su privilegiada vista panorámica, sino también por la belleza de sus cálidas playas de arena.
Toda la ciudad creció y con ella, nuevos balnearios, tanto sobre las márgenes del río San Antonio, como del Lago San Roque, al tiempo que forma inversamente proporcional, el “Balneario Municipal”, comenzaba a recibir menos visitas y su estado empeoraba, como así
También las mismísimas aguas del San Roque que bañaban su costa, cada vez, más contaminada.
Cuando la arena comenzó a desaparecer el lugar comenzó a ser visto como la plaza ideal para una confitería o salón de fiestas. Es así que una importante apuesta empresaria llegó al lugar para inaugurar “Playa Esmeralda”, con una infraestructura ideal para las reuniones sociales, las fiestas y los agasajos. Un lugar perfecto para disfrutar la vista desde sus ventanales, pero a espaldas de sus playas, cada vez más deterioradas.
El pavimento llegó a todo el sector y toda la zona de pobló de coquetas residencias, principalmente sobre calle Almafuerte, el acceso principal desde Av. Uruguay a la nueva confitería de “Playa Esmeralda”.
Después de ponerse de moda y de tener su “momento de fama” a fines del siglo pasado una inundación prácticamente destruyó el lugar y a partir de allí el declive del balneario fue total.
Las últimas administraciones municipales tuvieron algunos tibios intentos en embellecerlo, instalando algunas luminarias nocturnas, juegos infantiles, algunos bancos y maseteros gigantes transformados en balcones.
Pero ya nada fue como antes. El deterioro era constante, los malvivientes comenzaron a elegir la zona como su “reducto”, la suciedad se incrementaba, hasta llegar a la actualidad, en que visitar la zona se transforma en todo un acto de riesgo.
Esquivando los montículos de basura, la gran cantidad de botellas vacías y los preservativos de todos los colores, algunos intrépidos pescadores llegan al lugar, los únicos visitantes, porque dicen que allí, se sacan los mejores pejerreyes.
Al ex Balneario Municipal se puede acceder también a través de unas grandes escaleras, que atraviesan varias manzanas, que de preservarse podrían transformarse en un coqueto acceso peatonal.
Pero los vecinos, no tienen otra opción que optar por cerrar los ventanales de sus casas, ya que la vista hacia el balneario causa pena y tristeza.
Pese a este oscuro panorama el centro vecinal Cu Cú no pierde las esperanzas ya que las notas presentadas ante la el municipio, el poder Legislativo local y la Dirección Provincial de Agua y Saneamiento (DiPAS) están dando sus primeros resultados.
Este último organismo oficial, el que tiene la jurisdicción sobre el
sector ya está preparando un anteproyecto que aspira a mejorar las condiciones generales del lugar. Es que en la DiPAS trabaja una de las hijas de Roberto Daza, vicepresidente del centro vecinal barrial. La arquitecta María Sabrina Daza tendrá la posibilidad de elaborar una iniciativa, que contenga los pedidos y anhelos de los vecinos, luego de lo cual deberá ser presentado ante la administración municipal local, para que finalmente se ejecuten estas mejoras.
“Estamos muy contentos porque tenemos buenas señales de todos y
muy buena predisposición para que se mejore”, expresó Roberto Daza.
En sintonía con esta necesidad de los habitantes de la zona, el propio secretario de Obras y Servicios Públicos del municipio, Juan Carlos Carda, visitó esta semana el balneario y coincidió en líneas generales, con que el lugar necesita en forma urgente un mejoramiento integral.
Los profesionales no están pensando en grandes obras, sino por el contrario, demoler lo construido, reforestar y limpiar el área, mejorar los accesos, incrementar el alumbrado público y fundamentalmente reinstalar con la cantidad de camionadas que sean necesarias, gran cantidad de arena, para que al igual que décadas atrás, las familias puedan acercarse a la playa a bañarse y disfrutar de las aguas del San Roque, que lentamente están comenzando un proceso de descontaminación.
Para que ya no sea más una “Villa Cariño” o el “ideal” lugar oscuro donde las “barritas” beban hasta altas horas de la madrugada o bien se instalen carpas con “personajes” que se bañan desnudos en las costas a cualquiera hora, ya está en marcha un ambicioso plan para que al menos, si no puede igualar la fama que tuvo en el pasado el querido “Balneario Municipal”, al menos la gente, lo redescubra, lo visite en familia, sin miedo y hasta pueda disfrutar del sol, de la playa y del agua.
Si se seguirá llamando Playa Esmeralda o se volverá al histórico nombre de Balneario Municipal, es lo de menos, lo importante es preservar y rescatar este ámbito, que alguna vez fue orgullo de todos y está todo dado para que vuelva a serlo.
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